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Archive for May 2010

LO QUE UN DEMONIO DESEA

KATHY LOVE

Extracto capitulo 14

Ellina realmente sólo quería volver a casa. No es que ella no estuviera preocupada por Jo y Maksim.
No es que no pudiera mirar fijamente a su nuevo pequeño sobrino indefinidamente. Pero lidiar con su padre, ella podía prescindir de eso. Especialmente en este momento. Aunque prefiriera una bebida más fuerte el té estaría bien.

Debería haber sabido que el nombre elegido por Maksim no sería del agrado de su padre.

«¿Esta bien aquí?», le preguntó ella a Jude y a su padre, señalando una pequeña mesa cuadrada cerca la ventana. La cafetería estaba relativamente vacía. Una mesa redonda estaba rodeada por medio docena de mujeres mayores, y dos miembros del personal del hospital sentados en otra mesa, al otro lado de la
la habitación.

“Seguro”, dijo Jude, ofreciéndole una leve sonrisa. Un indicio de un hoyuelo de apoyo, como ella estaba llegando a pensar de este.

Su padre avanzaba detrás de ellos, con un vaso de espuma de poliestireno el cual sostenía delante de él como una granada de mano. Pero incluso con esa mirada desdeñosa, su oscuro y austero atractivo, él atrajo mucha atención sobre él.

La mujer en la caja registradora, con su redecilla y guantes de plástico, lo miró
como si él fuera un dios, no algún quisquilloso demonio que nunca estaba satisfecho, incluso después de que él solicitara  un venti, extra fuerte, doble expreso hecho con agua mineral.

Ella sólo sonrió a modo de disculpa, y con coquetería, pensó Ellina, y señaló la máquina cuadrada, con tres llaves: regular, descafeinado, y agua caliente.

«¿Qué establecimiento civilizado no cuenta con expreso?», murmuró su padre mientras sacaba una de las sillas que rodeaban la mesa. Hizo una mueca mientras se sentaba. «Uno con sillas plegables de metal, obviamente»

Ellina se sentó también, y se sintió extrañamente aliviada cuando Jude se sentó en el lugar junto a ella, en lugar de enfrente. Podía sentir su calor, su fuerza, junto a ella, y esto le dio coraje.

Era curioso que él pudiera hacer eso por ella. Este hombre al que acababa de conocer. Este hombre que podía irritarla con su personalidad desconfiada y dominante, sin embargo, también podía hacerla sentir tan segura. Pero en este momento, ella no iba a cuestionar su reacción. Necesitaba refuerzos.

Su padre tomó un sorbo de su café, y luego frunció el ceño. Dejó la taza sobre la mesa y la empujó lejos de él.

«¿Por qué demonios tu hermano nombraría al niño con el nombre de tu madre?»

Ellina detuvo a medio sorbo su té y dejó la taza sobre la mesa. Bien, eso ciertamente no había tomado mucho tiempo. Ella sabía que esto venía, pero  había esperado preparar una forma de acción sobre el asunto.

Él realmente debía estar muy fastidiado.

«Bueno, creo que Maksim y Jo en realidad lo llamaron como  yo”, dijo ella, manteniendo incluso su voz. «Barrett es mi segundo nombre»

Él considero esto. “Supongo que es mejor que ellos lo nombraran así. Después de todo, no es un verdadero Kostova. Si Maksim hubiera llamado a su verdadero hijo con el nombre de Kitty… bien, yo habría tenido que hablar lo suficientemente alto».

Ellina se mordió el interior de su labio, y luego tomó un sorbo de su taza para no decir nada, pero incluso la quemadura del té demasiado caliente no parecía poder detener su lengua rebelde.

«Maksim considera a Barrett su verdadero hijo, papá»

Su padre levantó una ceja desdeñosa.
«Él puede considerarlo todo lo que quiera, pero aún no hace al niño su hijo. Él es… «, él bajó la voz porque el grupo de mujeres mayores se sentaron cerca y estaban, por supuesto, mirándolo, «humano».

Ellina tratado de no hacer rodar sus ojos. Sinceramente, su padre era más o menos el Archie Bunker del inframundo.

«¿Y qué es eso sobre la esposa de Maksim?». Él otra vez bajó la voz, «Ella esta transformada?”

«Eso no es tu asunto, papá»

Él guardó silencio durante unos segundos, luego murmuró, «no estoy de acuerdo con todas estos matrimonios cruzados. Todos estos hijos mestizos. Sus hijos realmente aún no serán una parte del mundo de los demonios»

A pesar de que no era la primera vez que ella había oído un comentario como ese de su padre, las palabras todavía la golpeaban como balas de un arma, escociendo, tratando de extraer la sangre.

“Perdóneme, señor”, dijo Jude, su rica voz baja la sorprendió.

Por alguna razón, ella no había esperado que él dijera algo. Mirándolo con los ojos muy abiertos, y un poco nerviosa, ella esperó a que él hablara.

«Pero, ¿cómo usted puede tener una opinión tan baja de la integración cuando su propia hija es una creación de tal unión?»

Su padre tuvo la decencia de parecer un poco incómodo, pero luego se enderezó en su odiada silla plegable y dijo: «No tengo una baja opinión, sólo estoy preocupado»

Ellina frunció el ceño, sin tener idea de lo que él realmente quería decir.
«Además, tener un hijo con Kitty Barrett no era mi intención»

Bien aquella revelación ciertamente me hace sentir mejor, pensó ella con amargura. Gracias, papá.

Ellina cerró los ojos durante un momento, sorprendida por cómo su padre descuidadamente descargaba duras palabras con poco pensamiento respecto de a quién éstas podrían herir.

Entonces ella sintió la mano de Jude en su pierna, los dedos se curvaron alrededor de su rodilla, el gesto tratando de reconfortarla. Para decirle que él estaba allí.

Jude estaba allí.

Descargar Lo que un demonio desea, capitulos 14 y 15


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EL VAMPIRO Y LA VIRGEN

KERRELYN SPARKS

Extracto capitulo 13

“No sé por qué me tienes que llevar», se quejó Constantino.
Robby no lo sabía, tampoco. Por lo general, Román llevaba a su hijo, pero por alguna razón él no estaba disponible esta noche. Connor, tampoco. Shanna había llamado a Robby a la sala de espera de su oficina dental en Romatech y le informó que necesitaba ayuda para llevar a Tino a la escuela. Entonces ella se fue corriendo hacia una sala de examen, dejándolo solo con Tino.

Tenía que ser una conspiración de algún tipo. Robby sonrió para sí mismo al imaginarse a Olivia llamándolo paranoico.

Constantino hinchó su pequeñito pecho. «Yo podría tele transportarme solo»

“Es un largo camino hacia la escuela». Robby no estaba seguro de la ubicación exacta de esta, ya que era un secreto muy bien guardado, pero él sabía que tenía que este tenía que estar a varios cientos de metros de Romatech. «Podría ser muy peligroso si te perdieras en el camino».

El labio inferior de Tino sobresalía. «Desearía que todos dejaran de tratarme como a un bebé. El bebé de Sofía. Casi tengo tres años»

«Och. ¡Es una maravilla que no te hayas cortado al afeitarte». Robby abrió su teléfono celular y marcó el número que Shanna le había dado.
«Academia Dragon Nest», respondió una voz femenina.

Ella parecía vagamente familiar, pero Robby desestimó aquel pensamiento ya que nunca había estado en la escuela antes. “Sólo un minuto». Cubrió el teléfono con la mano y le dirigió una mirada inquisitiva a Tino. «¿Dragon Nest? ¿Es ese el lugar correcto?»

Tino asintió con la cabeza. «Mamá lo llamó así porque nuestro apellido es Draganesti».  Él bajo la cabeza y le dio unas patadas a la pata de una silla. «Pero no hay ningún dragón allí”
«¡Qué vergüenza!». Robby quito la mano del teléfono. «¿Podríais seguir hablando un poquito? Necesito oír su voz para saber dónde tele transportarnos».

«Claro que sí. ¿Va a traer a un estudiante con usted?»
“Sí. Constantino». Robby recogió al niño en sus brazos. «Sigue hablando». El utilizaría la voz de la mujer como un faro para garantizar que él llegara al lugar correcto. Después de esto, la ubicación de la escuela estaría incorporada en su memoria psíquica, y él ya no necesitaría un faro.

“Está bien”, dijo la mujer. «Soy profesora de Constantino. Sé que él puede parecer un poco joven para el kinder, pero lo está haciendo muy bien. Sólo tengo tres alumnos en la clase, así que ellos consiguen una gran cantidad de atención individual»

Robby se materializó en un aula con dos pequeñas mesas redondas rodeadas de sillitas. Los estantes a lo largo de las paredes estaban apilados ordenadamente con los suministros. Una niña con el pelo largo y negro se sentó en una de las mesas, pintando un dibujo de un balón con palabras escritas debajo. Con una rápida inhalación, Robby se dio cuenta de que ella era una forma cambiante. ¿O ella lo sería una vez que comenzara la pubertad. Él se imaginó que ella era uno de los huérfanos que Carlos trajo de Brasil. Un ser-pantera.

Tino se retorció en sus brazos y corrió a la mesa a tomar asiento. «Coco ¡Hola!».
La niña le sonrió. «Hola, Tino».

Robby cerró su teléfono celular y lo dejó caer en su Sporran.
«Gracias por traer a Tino». Una hermosa mujer joven con el pelo rojizo se acercó a él con una tímida sonrisa.

Maldición. Su teoría de la conspiración había sido correcta. Shanna estaba jugando a ser casamentera. Sus ojos se entrecerraron. Él había conocido a esa mujer antes. Pensó de nuevo. «¿Wolf Ridge?

Su sonrisa se ensanchó. «¡Te acuerdas! Soy Sara. Sarah Anderson».Ella le tendió la mano.

«Robby MacKay». Él le dio la mano. «¿Cómo estás?» La última vez que él se había encontrado con esa mujer, él había usado control mental vampiro para ayudarla a recuperar algunos dolorosos recuerdos. Ella había sido una de las niñas encarceladas en el recinto de Apolo, y él había ayudado a Jack y a Lara  para rescatarlos.

«Yo estoy bien.» Ella asintió con la cabeza lentamente. «Me encanta mi trabajo aquí. Y adoro a los niños»
«Eso es bueno». Robby se movió cambiando su peso. Al parecer, Shanna pensó que él había congeniado con esta muchacha mortal.

«Seré feliz cuando ustedes finalmente derroten a Casimir», agregó Sarah.
«Sí, será un gran día». Robby sabía que esta muchacha tenía buenas razones para odiar a Casimir. El bastardo había utilizado el control mental de los vampiros para someterla y violarla.

Sarah se acercó y bajó la voz. «Shanna me dijo lo que le hizo a usted. Lo siento mucho»

Él asintió con la cabeza. Shanna debía de haber pensado que él se sentiría atraído por Sarah ya que ambos habían sufrido en manos de Casimir. Ellos tenían eso en común, pero me pareció una miserablemente triste base para una relación. Y la tortura no era algo que él quisiera recordar más. Olivia le había mostrado que había más. Ella había traído la alegría y la risa de nuevo a su vida.

Descargar El vampiro y la viegen, capitulos 13 al 14



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LA CAZA

ANNE MARSH

No importa la forma en que ellas traten de huir, las vírgenes que entran en los escabrosos túneles de los Guardianes están destinadas a ser capturadas. En realidad, la mayoría no se esfuerza demasiado. Las historias de los guerreros que pueden tomar la forma felina, de los amantes que pueden hacer a una mujer gritar de placer, son demasiado atractivas.

Pero Miu no es virgen, y ella se unió a la caza con sus propios planes. Después de que ella roba el collar de piedra lunar por el cual fue enviada, ella no tiene ninguna intención de convertirse en bocado de algún gato. Demasiado tarde ella descubre que estos gatitos tienen unos hábitos deliciosamente perversos, y el oscuro cazador en su camino no va a dejar que este imprudente robo sin el más exquisito castigo.

Extracto

Les tomó veinte minutos deslizarse a través del estrecho túnel, diecinueve minutos demasiado tiempo, por lo cual Miu estaba preocupada. Dicho túnel había sido un verdadero infierno. Ahora ella estaba en un corredor que claramente no estaba marcado en su mapa de contrabando, apartando telarañas y pequeñas arañas lejos de su maldito compañero mientras él le devolvía el favor.

Su mano cayó sobre su trasero con una palmada y ella saltó. «La última», dijo él
inocentemente. «Las arañas muerden. Mejor tenerlas lejos»

Correcta. Ella le lanzó una mirada y él simplemente sonrió con esa sonrisa de gato en la crema que ella estaba comenzando a detestar. Esa sonrisa significaba que él creía haber ganado el último asalto en su actual lucha de quién es el mejor. Tarde o temprano, ella tendría que desilusionarlo.

Al menos él la miro satisfactoriamente sorprendido cuando ella consiguió darle una buena palmada en el trasero de él. «Arañas», respondió ella con dulzura cuando él gruñó. Bien. Él no le creyó a ella tampoco.

Un retorcido laberinto de túneles, pasillos y pasajes serpenteaba lejos del punto  de la salida infestado de arañas. En el nivel justo por debajo de ellos estaban las cámaras funerarias, habitación tras habitación de muertos momificados depositados en sus mejores ceremoniales. Tumbas extremadamente elegantes, decoradas con fabulosas joyas. Y en cada esquina, las trampas para los incautos.

Al parecer, los Guardianes confiaban más en la fuerza bruta para realizar su vigilancia. De su punto de vista actual, ella podía ver varios ejemplos gráficos de lo que les ocurría a los ladrones aquí.

Un esqueleto todavía se encontraba clavado a la pared por medio de numerosas hojas de acero.

Un esqueleto sin cabeza, sin manos.

Un esqueleto atrapado en un espacio increíblemente pequeño.

«¿Los perdimos?» Ella sólo podía esperar.

Él negó con la cabeza. «Están bajando por el pasaje  y se aproximan rápidamente»

Él sostuvo la antorcha para poder examinar el mapa. Por desgracia, como ella ya se había dado cuenta, su ubicación actual no estaba marcada en el papiro. Esto hacia que la localización exacta de su ubicación fuera difícil.

«Estamos aquí», dijo él, indicando en el pergamino encerado con el pulgar. La tumba que ella estaba buscando estaba justo debajo de ellos. Ella tenía que conducirlo a él allí. Él conocía sus atajos.

Él les había ahorrado valiosos minutos.

«Agradéceme más tarde», dijo él, mirándola divertido.

«No los perdisteis por completo», señaló ella.
«Tú estas aquí primero», contestó él. «Nos da la ventaja. Podemos escoger nuestro terreno. Permanecer o correr, pero nosotros decidimos»

Él tenía razón. Y a ella le gustaba el hecho de que él aparentemente conocía sus tácticas de batalla y no iba a meterse en una pelea simplemente porque él podía hacerlo. A lo lejos, pero aún más cerca de lo que a ella le gusto, oyó el suave susurro de roca sobre roca, como si sus seguidores estuvieran avanzando descuidadamente, aburridos o apresurados y se permitían arrastrarse a pie demasiado tiempo, demasiado abajo por el suelo.

«¿Guardianes?”, preguntó ella, su mente analizando las posibles defensas. O bien, desde que ella sabía que no había forma de defenderse contra los guerreros de cara dura que había visto en la antesala del templo, sólo quedaba evaluar los posibles escondites y evitar ir en dirección equivocada. Ella no estaba siendo acompañada por cualquier hombre y ella no iba a ser un shish kebab tampoco. Defensa. Distracción. Desapariciones forzadas. Esas eran sus opciones.

«No son Guardianes».

«¿Cómo lo sabes?»

«Demasiado ruidoso. Demasiado torpes. Ellos no huelen bien, tampoco”.

Como si él pudiera olerlos desde aquí. No obstante, ella respiró hondo y casi se atragantó con la bocanada de los hombres muertos del valle, que ella diviso. Podrías haber reconstruido varios cuerpos por las partículas de polvo que flotaban casi invisibles a través del aire viciado. Un nicho debió haber cedido y arrojo su carga en el implacable suelo. Al parecer, los Guardianes estaban tan ocupados que rasgaban a los ladrones hasta los fragmentos, que ellos habían ignorado el básico mantenimiento estructural.
Estupendo.
«Yo no huelo nada»

“Yo sí”, dijo él, y ella le dirigió otra mirada por el rabillo del ojo. ¿Quién era él? Si él no hubiera tenido esa increíblemente suave cara completamente libre de las marcas oscuras que distinguían a los Guardianes, ella había tenido que ser suspicaz. Él se movía con comodidad por los pasillos, incluso en el semi crepúsculo. ¿Sus ojos brillaban intensamente dorados? Ella no había prestado atención.

No, ella había estado demasiado ocupada mirando el magnífico trasero.

Sus hormonas de luna llena eran el diablo.

Ante ellos, el corredor se ramificada, dividiéndose en dos pasajes igualmente oscuros que conducían hacia la izquierda y hacía la derecha. «¿Cuál?»

Ella consultó el mapa. Cometer un error ahora podría ser fatal. «Izquierda», dijo ella.

Él se dirigió hacia el túnel indicado. Al pasar por la abertura, ella miró las abrazaderas de madera con temor. ¿Toda esta piedra y los constructores del templo no podían se habían molestado con soportes más permanentes?

«Las catacumbas se quedaron sin espacio», explicó Jafar.

«¿Demasiada gente ha muerto?, le preguntó ella a la ligera, para ocultar su malestar.

“Algo así”, admitió él. «Los primeros niveles se planificaron. Después de eso, los habitantes del Valle siguieron trayendo a los muertos y estos tenían que ser colocados en algún lugar”.

«Así que tenemos los mismas tres sobre nuestro rastro», dijo ella.
Él asintió con la cabeza firmemente.

«¿Vamos a matarlos?»

Son ladrones», dijo Jafar rotundamente. «¿De qué otra forma trataríamos con ellos?»

Descargar La Caza, capitulo 6



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OBLIGADA POR MATRIMONIO

NALINI SINGH

Extracto capitulo 1

Su corazón palpitaba mientras él se acomodaba a su lado, ocupando el asiento del piloto. Tomando el control. Un hombre que sabía lo que quería y exactamente cómo lo quería, su prometido no era alguien que alguna vez podría ser ignorado.

Aunque  él era alto y fuerte sin lugar a dudas, su musculatura era esbelta y poderosa, no voluminosa. Cuando él se movía era como ver un caballo salvaje en su mejor momento; saludable, magnífico y orgulloso. Las descoloradas cicatrices de quemaduras en su brazo izquierdo y en su espalda  no disminuían en nada eso, estas probablemente incluso contribuían a la aplastante masculinidad que lo rodeaba. Considerando además los ojos verdes y aquel cabello con reflejos dorados, y casi parecía como si él se hubiera vuelto más atractivo durante el año que ella estuvo ausente… más inconveniente para ella.

Gabe podía tener el aspecto que detenía en seco a las mujeres, pero era la misma clase de belleza de un tigre en la selva, peligroso y definitivamente intocable. No era la primera vez, que ella se preguntaba si estaba loca por casarse con un hombre acerca de quien sabía tan poco, a pesar de que ella había crecido como su vecina.

«Entonces, ¿qué has aprendido en Los Ángeles?», preguntó él, mucho después de que ellos estuvieron seguros en el aire.

Todavía nerviosa por el efecto de su beso, ella tuvo que luchar para mantener la calma en su voz. «Que yo puedo pintar”.

«Ambos sabíamos eso, Jess. Es por eso que fuiste a los Estados Unidos en primer lugar»

«Cierto». Ella había querido estudiar con el reconocido pintor Genevieve Legraux. «Lo que quise decir es que descubrí que puedo pintar en un nivel que podría mantener una carrera». Este había sido un descubrimiento sorprendente para una mujer que había pasado toda la vida ayudando a sus padres en su pequeña granja de ovejas, arrebatando sólo pedazos de su tiempo para su arte.

«Genevieve me animó para que presentara mi trabajo en algunas galerías». Ella incluso se había atrevido a enviarle algo a Richard Dusevic, el propietario de una galería en Auckland y muy bien conectado, quién podría hacer que la carrera de un artista fuera un éxito o un fracaso”.

«No mencionastes eso durante mis llamadas»

Ella se encogió de hombros, su mente regreso a esas conversaciones dos veces por semana. Ellos no habían hablado más que unos pocos minutos, pero inevitablemente habían dejado sus sentimientos perdidos y confusos. «Quería mostrarte las pinturas originales”.  Porque ella sabía que Gabe sólo confiaba en los simples hechos. «Ellos deberían estar llegando pronto…yo los embarqué».

El sol se reflejaba sobre su cabello mientras él asentía con la cabeza. «¿Vas a extrañar Los Ángeles?»
«No».  Ella miró por la ventana. Estaban pasando sobre el área de trabajo en las llanuras de Canterbury.

Pronto estarían en las tierras de los Mackenzie, un impresionante pedazo de paraíso escondido a la sombra de los Alpes del Sur de Nueva Zelanda y el único lugar que ella siempre había llamado su hogar. «Necesitaba salir de aquí por un tiempo pero no para siempre. Ya estoy de vuelta para quedarme».

«¿Es así?»

Al percatarse de su tono, ella se volvió desde la ventana. «¿Qué tipo de pregunta es esa? Vamos a casarnos… a menos que hayas cambiado de opinión”.

Quizás él en realidad se había enamorado de alguna de aquellas sensuales mujeres, seguras de sí mismas, quienes adornaban su cama en un desfile que nunca terminaba. Sus manos se curvaron en puños ante el pensamiento.

«Estoy listo». Él hizo un pequeño ajuste con los controles. «Es de ti de quién estoy preocupado».

«Prometí que regresaría lista para el matrimonio. Y lo hago». Conmocionada por los golpes de los gemelos que provocaron la muerte de su padre y el embargo de la estación Randall, ella no había tenido la fuerza para ser la esposa de nadie doce meses atrás, mucho menos para un hombre como Gabriel.

«Damon y Kayla se han separado»

Su mente no podía dar sentido a las palabras. «¿Qué? Pero creí que habías dicho Kayla estaba embarazada».

«Considerablemente. Su novio la abandono hace tres meses».

Esto fue una bofetada. «Damon es mi amigo, nada más.» Sus puños apretados con suficiente fuerza para dolerle.

«¿No importa lo mucho que tú desees lo contrario?». Él la miró, sus ojos tan fríos  que ella no pudo ver nada excepto su propio reflejo.

“Sí. No importa lo mucho que yo desee lo contrario», admitió ella, a pesar de su humillación. “Él nunca me amo, no como él ama a Kayla».

«No parece mucho a cómo él es en realidad. El muchacho coquetea con cualquier cosa que tenga un par de pechos”.

Las contundentes palabras enrojecieron sus mejillas. «Es apenas un muchacho. Tiene la misma edad que yo». Y a los veintiséis tenía edad suficiente para crecer y crecer duro.

«Está actuando como un niño en este momento». Gabe ignoro su declaración. A los treinta y cinco, él tenía nueve años más y la diferencia nunca fue más evidente que en este momento.

«¿Cómo sucedió?», le preguntó ella, un ruido blanco estrellándose a través de su mente. «¿Y por qué no me lo dijisteis antes?»

Él le dirigió una mirada extraña. «¿No lo hizo Damon?”

«¿Qué?» Ella coloco su cabello detrás de las orejas. «No, no hemos hablado desde que yo me marche».

«¿Nunca?»

“No”, mintió ella, tratando de no pensar en aquella única llamada telefónica que Damon había hecho desde un bar hace cuatro meses.
Él había estado borracho, pero él había dicho cosas que ningún hombre casado debería haber dicho… cosas que ella no debería haber escuchado. «¿Esto se ve mal?»

«El rumor es que ellos van a divorciarse”.

«Pobre Kayla».

«¿Hipocresía, Jess? No me esperaba eso de ti»

Sus mejillas ardían de nuevo. «No me importa lo que tú pienses, no le desearía esa clase de dolor a ninguna mujer. A menos que… ella pidiera la separación»

«No por la forma que ella luce”.

«No puedo creer que Damon terminara su matrimonio»

“Quizás, él finalmente comprendió lo que había dejado ir». No había ninguna duda en el desafío en la voz de Gabe. “¿Qué vas a hacer?»

«¿Hacer?» Ella aún estaba conmocionada por las implicaciones de su primera frase.

«Vamos a casarnos mañana y planeo que nosotros permanezcamos de esa manera. Así que si pretendes ir detrás de Damon, seguro como el infierno mejor me lo dices ahora»

Jess tomo una temblorosa respiración y la libero otra vez. «¿Cómo se supone que voy a tomar cualquier tipo de decisión justo en este mismo momento?

«De la misma manera que decidiste casarte conmigo y utilizar mi dinero para ir a los Ángeles»

“¡No me lances eso a la cara! Tú estuviste de acuerdo en que yo abandonara la región durante un año»

La piel bronceada se tensó sobre el ángulo de la despiadada mandíbula. «Responde la maldita pregunta. ¿Quieres casarte, si o no?»

En verdad, ella realmente no tenía otra opción. Si ella se echaba atrás, perdería finalmente su frágil control sobre la tierra que una vez había sido el rancho Randall. «¿Cuándo hay que volver a comprar el rancho Randall?». Gabe nunca  había querido este particularmente.

La única razón porque él había intervenido en el embargo por la hipoteca era porque ella había ido a suplicarle. Pero eso no cambiaba el hecho de que ahora él era dueño de ésta. Dueño de ella.

Él resoplo. «Tú no tenías esa cantidad de dinero entonces y no lo tienes ahora.
Tampoco Damon”.

Ambos hechos eran innegables. Ella también estaba en deuda con Gabe por el año en Los Ángeles, un año que ella había necesitado tan desesperadamente para crecer. Y crecer era exactamente lo que ella había hecho. Ella podría amar a Gabe, pero le había hecho una promesa a su padre en su lecho de muerte y la cumpliría. Un Randall siempre permanecerá en la tierra de los Randall. «Me casaré contigo».

“Vas a firmar un acuerdo pre nupcial».

Ella escuchó la declaración no dicha en forma alta y clara. «No voy a tratar de recuperar la tierra con el divorcio. La comprastes en forma libre y limpiamente». Y al hacerlo así, él había salvado esta de los urbanizadores, quienes la habrían destruido por completo.

Pagar el precio que él había exigido, el matrimonio, no pareció como un sacrificio entonces. Sobre todo porque creía que el matrimonio no exigiría nada de ella en términos de compromiso emocional, permitiéndole mantener su cuerpo y  su alma a salvo.

Protegida. Nunca había pasado por la cabeza de ella que Gabe no le permitiría esa distancia.

Hasta que él la había besado.

«Mi abogado te traerá los papeles mañana temprano”.

“Está bien». El dinero de Gabriel en sí mismo nunca había sido lo que ella buscaba. Perder el derecho de poner un pie en la misma tierra que le había sido encomendada para que ella conservara, era algo que no podía soportar.

El silencio llenó la cabina del piloto. Dejar caer la cabeza contra el asiento, trató de pensar más allá del doloroso nudo en su garganta. Damon estaba separado. Una pequeña, egoísta parte de ella, la parte que había amado a Damon siempre, quería decirle a Gabe que suspendiera la boda. Pero ella había dejado de mentirse a sí misma hace mucho tiempo. Aunque Damon estuviera actuando como un hombre soltero de nuevo, él nunca la había visto como algo más que su mejor amiga.

Para contrarrestar esa lógica su mente insistía en recordar la inesperada llamada telefónica de Damon, las cosas que él había dicho. Tragando, ella se defendió con el conocimiento de que él había estado bebiendo. Él no había tenido intención de decir eso. Cualquiera parte de eso. Ella no podía permitirse el lujo de pensar de otra manera.

«¿Qué pasa con la pérdida de peso?», la aguda pregunta de Gabe corto a través del aire como un cuchillo.

«Sólo sucedió». Una combinación de dolor, shock y tensión de aquellos primeros meses en una ciudad extraña.

“Pensé que estarías contento». Como sus mujeres siempre habían sido bellezas de miembros largos, delgadas. Incluso ahora ella era baja y no lo suficientemente delgada.

«No me estoy casando con tu cuerpo»

Ella se mordió el labio inferior. «No». A pesar de ese beso devastador, ella sabía demasiado bien que el  rico, exitoso y extremadamente atractivo Gabriel Dumont no estaba casándose con ella por su cuerpo. Tampoco él se estaba casando con ella por su ingenio o su conocimiento de la vida en un rancho de ovejas. No, Gabriel se casaba con ella por una simple y práctica razón: a diferencia de cualquier otra mujer que alguna vez se hubiera cruzado en su camino, ella no tenía ilusiones románticas acerca de él.

Ella no quería o esperaba que él la amara, no ahora, no alguna vez. Y eso hacía completamente adecuado casarse con un hombre que no tenía capacidad de amar y que no quería ser molestado con una esposa que perturbara su vida
con sueños de romance. «Conseguí un vestido para la boda en Los Ángeles”, dijo ella, en un esfuerzo por llenar el vacío entre ellos.

Gabriel no estaba convencido de la aparente calma de Jess. «¿No estas al menos un poco dudosa?”.

«Me diste un año. Ya estoy lista».

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THE SHATTERED SYLPH

L.J. McDONALD

Los años después de Eferem y la batalla en los acantilados, Ril es un Sílfide libre, quien vive con el hombre al que todavía llama  su maestro en el Valle Sílfide. Sólo Ril no se preocupa por su libertad. En su lugar, es una criatura rota, mutilada al final de la batalla final y, en su propia mente, inútil.

Sin embargo, cuando la hija mayor de León, Lizzy es secuestrada por traficantes de esclavos y llevada al otro lado del mundo, Ril es el único que puede seguir su rastro. Juntos, él y León van hacia un mundo ajeno a ellos, a raíz de un vínculo que Ril nos esta dispuesto a admitir, incluso en las profundidades de su propio corazón.

Tendrás que leer el libro primero de esta serie,  La Batalla Sílfide (The Battle Sylphy), para entender lo que sucede en ésta, ambos bien merecen la pena.

En la batalla sílfide Ril, nuestro héroe, es torturado con una T mayúscula, luego de pasar años atado, poco dispuesto a su amo León Petrule. En última instancia un hombre decente, León es ignorante y arrogante todo el tiempo de la ciega unión a cómo esta esclavitud  afecto a Ril. Los dos llegaron a respetarse e incluso a preocuparse el uno por el otro, aunque hacía falta mucho para que el maestro o  el sílfide lo admitieran. Sin embargo, el gran amor Ril siempre ha sido la hija de León, Lizzy. Ril esta enamorado de Lizzy desde el momento de su nacimiento, podría fácilmente ser una premisa escalofriante, pero el autor se maneja bien. Durante los flashbacks a la niñez de Lizzy en ambos libros, Ril parece más protector y como un hermano mayor de Lizzy, que como alguien que siente atracción sexual por ella.

Este libro tiene lugar seis años después del libro anterior. Lizzy es ahora una adulta y Ril la ama mucho. Sin embargo, las lesiones que sufrió años anteriores, amparado en la Batalla sílfide lo debilitaron severamente y él mismo se cree indigno de Lizzy. Aun así, cuando Lizzy es secuestrada por traficantes de esclavos y llevada a la lejana tierra de Meridal, Ril se une a su padre en su rescate.

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