LA MUJER PROHIBIDA DE LOS FORTUNE
HEIDI BETTS
Extracto capitulo 6
Por décima vez en una hora, Creed miró su reloj, maldiciendo la lentitud con la que los minutos parecían avanzar. Él no había hecho prácticamente nada en las oficinas de Fortune Dakota durante todo el día, concentrándose en cambio en descubrir cualquier cosa que pudiera averiguar sobre el paradero de Patricia. Haciendo llamadas telefónicas, contratando un par de investigadores más en el caso, siguiendo algunas de sus propias pistas e investigando parte de la información que él ya tenía.
Pero a pesar de todo, en el fondo de su mente él había estado pensando en Maya y esperando la hora en que pudiera salir de la oficina sin levantar sospechas y dirigirse a verla. Por supuesto, él tenía unas cuantas diligencias que realizar en el camino.
La cena. Él se había ofrecido a llevar la cena a su casa.
Él sacudió la cabeza, confundido e incómodo con la manera en que continuamente se encontraba respondiendo a Maya.
La pura verdad era que quería estar con ella. Su tiempo juntos era limitado, y profundamente en su estómago él sentía esta urgencia por almacenar la mayor cantidad de ella tanto como pudiera. Cuando él tuviera que alejarse, y esto ocurriría más temprano que tarde, él quería tener parte de ella profundamente bajo su piel, para recordarla durante las muchas largas noches de soledad que vendrían por delante.
Es por eso que él había sugerido la cena en su casa. No podía llevarla a un restaurante de lujo, donde cualquiera podría verlos juntos. Sobre todo porque él sabía que era probable estuviera mirándola la mitad de la noche como si quisiera arrancarle la ropa.
El noventa por ciento de los clientes del restaurante podrían no pensar nada de esto, pero sólo se requeriría que del restante diez por ciento hubiera una sola persona familiarizada con la familia de Fortune, un reportero, un columnista de chismes, para crear el escándalo que él estaba tratando desesperadamente de evitar.
Él no quería que ella fuera vista entrando o saliendo de su departamento, tampoco, por las mismas razones. Incluso aunque vivía en el último piso del edificio del Fortune Dakota, y su presencia podría haber sido aceptada durante las horas hábiles, después de horas de oficina era una historia completamente diferente.
El ir a su casa parecía la elección obvia. De allí había sido un pequeño salto el ofrecerse a llevar la cena.
Otra mirada a su reloj marcaba sólo treinta minutos más hasta que él pudiera con seguridad escaparse y seguir adelante con lo que había estado consumiendo sus pensamientos durante todo el día.
Alejándose de su escritorio, se puso de pie, alcanzando un par de archivos que necesitaba dejar en la oficina de su hermano, y se dirigió hacia la puerta. Le informó a su asistente que probablemente no regresaría hasta la mañana del día siguiente, luego recorrió una corta distancia por el pasillo.
“Señor Fortune”. La asistente de Case lo saludó con una sonrisa.
Él inclinó la cabeza como respuesta. “Debra. ¿Está bien si entro, o él esta ocupado?”
“Termino de hablar por teléfono, así que debería estar bien, pero déjame que lo anuncie”
Creed lo permitió, y prefería darle a Case una advertencia razonable de su llegada. La última vez que había entrado en la oficina de su hermano sin previo aviso, se había encontrado a Case y a Gina entrelazadas como la mala hierba sobre la parte superior del escritorio, haciendo algo de lo cual Creed hubiera preferido nunca haber sido testigo. Él amaba a su hermano y a su nueva cuñada tanto como a todos, pero había algunas cosas acerca de su relación que él no tenía por qué saber de primera mano.
Había salido en silencio de la oficina y nunca mencionó el incidente a Case, pero a partir de ese momento, él se había asegurado de permitirle a Debra que lo anunciara o golpear él mismo y esperar que su hermano le dijera que el peligro había pasado.
Descargar La mujer prohibida de los Fortune, capitulos 6 y 7
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